Los Seres Humanos somos buscadores por Naturaleza.
Nuestras vidas son una búsqueda contínua: de amor, superación, abundancia, Paz, salud, conocimiento, espiritualidad, felicidad, emociones, transformación...
Yo soy buscadora también. Lo he sido siempre. Viajar era y es una de mis formas de encontrar lo que busco. Otra, mi relación estrecha con la Naturaleza y con mi Naturaleza Femenina.
En un momento del camino descubrí algo con lo que nunca había contado conscientemente: El Poder Transformador de mi Energía y del subconsciente. Descubrí que con esas herramientas se tiene el poder de hacer Magia. Sin trucos.
Magia con la que puedes transformarte en lo que realmente deseas, que es lo que realmente eres.
Descubrí que somos muchísimo más de lo que nos creemos y que no nos lo permitimos porque nos aterra.
Somos los únicos seres de este planeta a los que les aterra ser ellos mismos... ¡Lástima!
Y sin proponérmelo me encontré buceando en este mundo invisible procurando que el que diera conmigo (seekers como yo) contara con las herramientas que yo obtuve para mi transformación.
TodoEsVibra soy Yo:
Imagínate atravesando un bosque maravilloso pero desconocido que al tiempo que te atrae te aterra. Ves senderos, puedes recorrer los que desees y te encantaría hacerlo pero te paraliza el miedo de no saber hacia dónde se dirigen. El suelo del bosque está tapizado de hierbas, flores, hiedras... Fresas y frambuesas silvestres crecen a lo largo de las lindes del camino y sientes que bajo ellas hay insectos en sus tareas, alguna culebra, topillos en busca de lombrices y por encima, volando, abejas libando néctar de flor en flor, libélulas en los estanques y arroyos, pinzones persiguiendo mosquitos, de vez en cuando ves brillar la tela de una araña salpicada de rocío... El azul brillante del cielo se ve entre las ramas de los árboles que hacen danzar sus hojas verdes con la brisa suave que sopla allí arriba... Pero sabes que ese cielo azul es sólo un regalo del presente, pues con la brisa también llega el olor a lluvia... a tierra mojada, a tormenta, oscuridad y frío. Debes seguir hacia delante. Elige un camino y continúa.
No tienes opción a quedarte parad@ y avanzas por el camino que más te ha gustado. Simplemente has seguido tu intuición. Porque en este bosque no tienes nada más con lo que contar. El viento arrecia, sabes que la tormenta se acerca. Una hembra de venado se cruza en tu camino. Te mira y de un brinco desaparece tras los matorrales. Tu corazón se acelera. Y la mente comienza a hacerte un montón de preguntas que sabes que además de inútiles no tienen contestación: ¿Cuánto queda? ¿Nos cogerá la tormenta? ¿Hay algún sitio donde refugiarnos? ¿Dónde lleva este camino? ¿Hay alguien más en este lugar o estamos sólos?
Y te alcanza la tormenta. Cada vez tienes menos ganas, no tiene sentido. ¿Cuándo me metí en este bosque? ¿Por qué? Te sientes cansad@, perdid@, agotad@, empapad@, triste... pero continúas avanzando el sendero. Siempre se avanza.
Es entonces y sólo entonces, en ese preciso momento en el que sientes que las fuerzas para continuar te abandonan cuando descubres un claro en el bosque al lado del camino, y al fondo de ese claro una vieja cabaña de madera, con el techado de teja negra cubierto casi en su totalidad de musgo verde fluorescente. A través del tragaluz de medio arco de la puerta de entrada y de las dos ventanas laterales y sus visillos una luz ámbar escapa desde el interior de la casa y la chimenea deja escapar un hilo de humo blanco que transporta la sensación de calidez y seguridad que tanto necesitabas.
Ella ya sabe que estás allí y que estarías agradecid@ por su ayuda. Pero espera sentada al lado del fuego a que seas tú quien toque la puerta. No hay palabras y sin embargo entablas una conversación con ella. Sabe lo que necesitas ahora. Un lugar donde descansar, algo de ropa seca, calor del fuego y un plato de comida y vino. Y sencillamente te lo da.
Sabe que su casa está en un punto del camino donde generalmente a los buscadores como tú les flaquean las fuerzas. Y sabe que su tarea es la que es en cada ocasión. Unas veces, como ahora, dar calor, abrigo y comida. Ser un descanso en el camino. Y otras consiste en dar algo más. Pues los buscadores siempre han de continuar su búsqueda y deben volver al camino. Es su misión. Pero esta vez volverán al camino con una mochila llena de herramientas, pociones, hechizos, hierbas que ella les habrá enseñado a utilizar para que su búsqueda les resulte algo menos áspera y algo más mágica su transformación.
Te despiertas. Te sientes descansad@. Tu ropa reposa sobre la silla de madera junto al fuego y tus botas vuelven a ser de color pardo claro indicándote que ya están secas. Sobre la mesa un plato de avena con leche y miel te está esperando. No estás segur@ de cuánto tiempo llevas allí pero hoy es diferente. Hoy el camino te llama de nuevo. Te vistes y desayunas tranquilamente con la emoción renovada y la clara intuición de que te esperan grandes aventuras que afrontar. Hoy de nuevo te pones en marcha.
Sales de la casa y el sol de la mañana lo lumina todo de luz blanca. Poco a poco los seres del bosque van recuperando sus siluetas y sus sombras: El prado, la liebre y sus largas orejas, los troncos de los árboles que rodean el claro del bosque, los trinos de los pájaros, las golondrinas en vuelo rasante a la altura de tus ojos, aquella hembra de venado a la que ahora acompaña una preciosa cría, la arena dorada del sendero...
Ella está de pie, al fondo de la pradera, junto al camino. Cuando te acercas te tiende la mochila. Son su regalo, tus herramientas, tus nuevos conocimientos para el camino que tienes por delante.
Es la primera vez que la ves tan feliz. La sonrisa de su rostro ilumina más que la luz del mismo sol. Sus faldas al vuelo parecen que bailaran en el sitio y de sus amuletos-piedras se desprenden los rayos de luz del arcoirirs.
Ella está en Paz cada día. Pero es feliz cuando regala una mochila y el buscador se pone en marcha de nuevo.
Ya saben entonces lo que te aporta TodoEsVibra.