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QUERIDAS MUJERES:
Muchas de nosotras crecimos en familias disfuncionales sintiendo que teníamos que absorber la tensión de quienes nos rodean para obtener aprobación o simplemente para suprimir nuestras necesidades de ser amados.
Es posible que nos hayamos "fusionado" compulsivamente con otras personas como una forma de afrontarlo; fusionarnos con las necesidades, creencias y patrones de nuestros padres como una forma de obtener amor, pertenencia y seguridad.
De niñas, estos mecanismos de afrontamiento y adaptaciones a la disfunción nos ayudaron a sobrevivir y pasar de la niñez a la edad adulta, donde tenemos más libertad, elección y opciones sobre cómo vivir como individuos.
Sin embargo, como mujeres adultas, todavía nos encontramos fusionándonos compulsiva o automáticamente con los demás, fusionándonos con sus sentimientos, cargando con sus preocupaciones mientras descuidamos nuestras propias necesidades y sentimientos en el proceso.
Esto crea resentimiento, agotamiento y un estado abrumador de no pertenencia.
La niña que llevamos dentro todavía puede creer que debe abandonarse = darse totalmente = regalarse para conseguir el amor.
Esto puede aparecer en todo tipo de situaciones. A veces, la dinámica es tan sutil que es posible que no seamos conscientes de ello, pero sentimos una enorme sensación de estancamiento y frustración.
Te doy algunas pistas:
¿Puedes identificarte con alguno de estos ejemplos?
Disculparte a menudo aún sin haber hecho nada que lo justifique.
Te sientes obligada a mostrar a los demás un comportamiento demasiado alegre, “always the happy face”, mostrar a los demás que te pase lo que te pase la vida es de color de rosa, siempre la sonrisa en la cara.
Te sientes responsable de ser la que tiene que hacer “lo que se tiene que hacer” o a la que le toca ser la responsable o la mala por el bien de los demás.
Automáticamente minimizando el dolor cuando los demás te faltan al respeto. “No pasa nada, es que es así”
Buscas la empatía extrema, la comprensión del otro extrema, la justificación de sus acciones una y otra y otra vez, aunque te duelan.
Asumiendo que los demás no van a asumir su parte de responsabilidad en la relación y asumiéndola tú toda entera.
Si te suenan familiares, no estás sola. Muchas mujeres luchan con esto.
Ahora que muchas de nosotras hemos estado en cuarentena durante muchos meses, estos patrones están saliendo a la superficie para que podamos cambiarlos.
Estos patrones son antiguas reliquias de nuestra infancia, no una deficiencia en ti. Son conductas aprendidas que nos mantienen como rehenes cuando somos adultos, confinándonos a ciertos comportamientos y sentimientos, hasta que nos damos cuenta de que somos lo suficientemente conscientes como para salir de ellos y elegir una nueva respuesta.
¡Ahora es el momento de salir de estos patrones!
¿Cómo hacemos esto?
1. Siendo conscientes:
Lo más importante es AVISAR cuando comienzas a realizar cualquiera de los comportamientos enumerados anteriormente. Se curiosa y obsérvate a tí misma. ¿Cuándo te da cuenta de que estás resolviendo la tensión de otras personas y luego se siente exhausto o resentido?
Este es un paso muy importante porque no podemos cambiar aquello de lo que no somos conscientes. ¡La conciencia es clave!
Una vez consciente ya no puedes ser indiferente
2. Validar:
Tenga compasión por el hecho de que desarrolló este patrón como una forma de sobrevivir en un entorno emocionalmente disfuncional. Siente empatía por la niña que eras y por cómo sufriste de niña. Este patrón nació del dolor. Deja cualquier autocrítica que pueda surgir y permanece en compasión por ti mismo.
Lo que sientes es real y válido para ti que es para quién tiene que serlo y nadie más.
3. Diferenciar:
Haz la distinción con tu niña interior de que AHORA ya no estás atrapada en una situación de impotencia y tienes el poder de elegir cómo responder. Como una madre interior cariñosa para ti misma, resuelve tomar una nueva decisión en lugar de la dolorosa falta.
Repite estos mantras para apoyarte:
No soy responsable de la felicidad de otras personas.
Es imposible predecir o controlar personas o eventos.
Amar a los demás no significa abandonarme.
Dejar que los demás tengan sus propios sentimientos y consecuencias es una forma de respeto.
Puedo tener límites saludables Y compasión al mismo tiempo.
Soy la autoridad en lo que es correcto y mejor para mí; pero para nadie más.
“No es mi circo, no son mis monos” es mi frase para resumir estos mantras.
4. Toma acción con poder:
Usa estos mantras para empoderarte, para tomar una nueva decisión en aquellas situaciones que has aprendido que tiendes a resolver la tensión de los demás. Si alguna vez te sientes estancada, una pregunta poderosa que debe hacerse es "¿Cuál es la respuesta/acción más objetiva que puedo aportar a esta situación?"
Otro de los escenarios en los que te puedes ver reflejada por el contrario es este tipo: ¿Esperas que otros resuelvan la tensión por tí? ¿Para arreglarte, solucionarte o rescatarte? ¿Buscas al/ a la que te rescate, te alivie, te ame, te resuelva, te complete…?
Si es así, esta es una gran oportunidad para que recuperes tu poder.
La conclusión es que la persona MÁS segura para tu niña interior eres TÚ.
NADIE externo a ti te va a amar más y mejor que tú a ti misma, como tu amorosa madre interior.
No se puede, ¡NI SE DEBE! esperar que ningún otro adulto te dé lo que tú no te darás a ti misma.
Ser una buena madre para nosotras mismas implica el equilibrio y juego perfectos entre ternura, fortaleza y firmeza.
Este es un momento en la Tierra en el que se necesita a “la presencia femenina de poder centrada” La vida nos está exigiendo ponernos en nuestro sitio.
Si te sientes harta, agobiada y has estado soportando cosas dolorosas durante demasiado tiempo, es hora de volverse amorosamente feroz y cambiar los patrones que nos han mantenido prisioneras durante demasiado tiempo.
Prueba por empezar con estos tips:
Permítete decir No regularmente. La práctica hace al Maestro.
Se BRUTALMENTE HONESTA contigo misma acerca de lo que no funciona en tu vida.
Toma nuevas decisiones en lugar de optar por las opciones predeterminadas, las de siempre.
Evalúa cómo eres cómplice de tu propio dolor y de tus propios pensamientos limitantes y haz un cambio.
Comienza a priorizar tu bienestar en lugar de tener miedo de “mover el barco de sitio”.
No tomes decisiones basadas en la aprobación de otros.
Confía en que lo que es mejor para ti también será mejor para los demás de alguna manera que no llegas a vislumbrar (Y que además NO ES DE TU INCUMBENCIA).
Cuando nos damos permiso para ser reales, verdaderas, honestas, también les damos ese permiso a los demás para serlo y el juicio desaparece. Ya no lo necesitas para diferenciarte, distinguirte, defenderte, posicionarte de los otros.
Entiendo totalmente que puede ser doloroso confrontar estas cosas. PERO la verdad nunca es tan dolorosa como el sufrimiento que proviene de vivir dentro de las ilusiones.
Recuerda que toda emoción dolorosa es temporal y siempre pasa.
Los momentos dolorosos son solo eso; momentos. Y son una parte natural del crecimiento, de medrar con calma, no de temer.
Entonces…, ¿qué patrones estás lista para cambiar ahora mismo?
Te invito a utilizar el proceso anterior para crear algún cambio en tu vida.
Los pasos simples y consistentes a lo largo del tiempo marcan una gran diferencia.
Es un proceso, es largo y costoso, pero se comienza dando un primer pasito, y luego otro y otro más… Es la única manera de recuperarte.
¡Yo estoy contigo y te ofrezco la Feminidad Consciente y la Mirada Sistémica como herramientas!
Hay muchas más pero estas son las que yo te ofrezco porque a mí me sirvieron y aun me sirven en mi desarrollo hacia La Mujer Despierta…
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CON AMOR Y FUERZA
RUTH RUBIO